TINTIN: Homenaje a Hergé

Año 2007

Estamos celebrando el Centenario de Hergé. Si todavía viviera, Tintín, Milú, el capitán Haddock, la Castafiori, el profesor Tornasol y los Dupond le habrían ayudado a soplar las velas de su cumple, de sus 100 años.



Nací después de 1950 y aunque fui niña y joven lectora, alguien (mis padres?, las monjas de mi cole?) me inculcó que el lenguaje del cómic, chistes y TBOs, no era buena literatura, eran como de segunda categoría y en cualquier caso estaban destinados más a los niños que a las niñas, cuanta discriminación en todo, la ropa, las tareas, las lecturas, los juegos, los gestos….



En mi casa de barriada no entró TINTIN, conocí al Capitán Trueno y también a Toro Sentado por un suplemento infantil dominical que se llamaba “Chispa” y se repartía con el periódico Alerta, los guardaba ordenados para poder leer las historietas de diferentes secciones de un tirón y aprendí a distinguir los sioux de los apaches.



Como en aquella época no tirábamos nada, acabé recortando personajes y fabulando historietas con ellos a modo de los muñecos recortables y cuando a los 12 años se despertó mi conciencia social y visitaba una vez por semana a los niños del Hospital de Santa Clotilde y conocía a los enfermos por sus nombres, a modo de regalo, les preparaba sobrecitos con las figuritas recortadas y cromos. No había mucho de lo que desprenderse en las familias numerosas de la época.



Nada, que crecí sin Tintín, tuve que esperar a tener hijas para descubrir el personaje a través de ellas. Sé lo que me perdí porque me lo han explicado mis coetáneos aficionados: en un momento de escaso acceso a la tele, los libros y el cine representaron la abertura de nuestra ventana al mundo y Tintin en sus periplos por el globo dio la oportunidad de conocer otros paises, otras costumbres, otros monumentos, otras religiones, otras comidas, y al tiempo de disfrutar de la aventura, reír y admirar al héroe que siempre salía victorioso, ampliar una perspectiva sobre otras formas de vivir.



Así que he comprobado que muchos de los que hoy tienen 50 años disfrutaron de Tintín en un Congo aún belga lleno de animales hasta el infinito a los que se podía disparar tiros para conseguir marfil o por simple capricho… viajaron con Tintín a Norteamérica para perseguir gansters… viajaron por desiertos, por mares y por aire… con Tintín condujeron coches y camiones y también barcos y aviones y aunque los accidentes eran frecuentes, siempre estaba la garantía del final feliz de cada aventura.



Yo también lo he pasado muy bien leyendo los libros de Hergé desde la perspectiva del siglo XXI y desde mi modesto oficio de trasmitir pasión por la lectura, he entrevistado a tintinólogos de toda edad y he descubierto con ellos y ellas (menos pero también he encontrado) por qué Tintin apasionaba, y puede interesar (no me atrevo a decir apasionar porque hoy los niños y niñas tienen tantos estímulos, que un dibujo, aunque esté cargado de movimiento y vida es difícil que arranque poco más que una sonrisa…) reitero una frase muy mía que aplico continuamente “Nunca es demasiado pronto para…y añado casi sin respirar “y nunca es demasiado tarde para”… siempre estamos a tiempo, para leer, para aprender, para amar, para viajar, para comer….



Entre los cincuentones encontré muchos aficionados, pero también entre la población que hoy tiene entre 40 y 35, se leían, se prestaban y sobre todo se comentaban, en familia y entre amigos, fenómeno este muy interesante, que un libro de pie al debate, al descubrimiento, a la discusión. Entre la generación menor de 25 hay muchísimos que no han leído ningún libro de Tintín, pero todos sabían (menos un polaco de unos 40 años) de quien hablaba cuando les preguntaba para aplicar mi encuesta, y los menores de 18 conocen más a Tintin por los vídeos que por los libros.



Con Tintín gentes de muchas generaciones /y muchos paises pues está en más de 70 lenguas diferentes) reconocieron el valor de la amistad, la fidelidad, la generosidad y la defensa del más débil. Con Milú hicieron un guiño a las travesuras y con Haddock insultaron a gusto a los ceporros, fanfarrones y majaderos, con el profesor Tornasol, se rieron y descubrieron lo que ocultan en su interior los sabios distraídos, con los detectives perdieron la esperanza en la eficacia de los profesionales para resolver conflictos y con la Castafiori entraron y compartieron el mundo de la “diva”



Y también me ha ayudado mucho leer sobre sus libros, estudiar a los estudiosos, hoy que es un lujo recopilar material, investigar sobre lo que otros investigaron ya y seleccionar aquellos datos susceptibles de ser trasmitidos al público infantil y hacerlo de tal manera que funcione como un resorte, activando las ganas de ir a la fuente a beber. He preparado siluetas de los personajes, adivinanzas en cajtas, globos terráqueos y mapamundi con la ubicación de los volúmenes, trabalenguas, he recopilado las músicas de Tintin y he preparado, inspirada en el Museo Imaginario de Tintín una maleta con recuerdos de mis viajes, de sitios que el recorrió : una estatuilla de bronce del Manneken Pis, arena del desierto, unos animalillos muy rústicos en cartón del Tibet, escarabajos de lapislázuli de Egipto, cucharas policromadas de Rusia, dólares, piedras volcánicas, marfil y ébano de África, calendario inca…..en fin cosas, objetos que Herré –gran coleccionista- acumulaba a cientos para inspirarse en los decorados de cada aventura. Que esfuerzo para documentarse sin viajar y que mérito el de instalar las aventuras en escenarios tan reales.



Y he completado la exposición de material mostrando a los alumnos el facsímil de “Tintín en el país de los soviets” (en blanco y negro y “políticamente incorrecto) y el de la obra inacabada “Tintín y el Arte-Alfa” con todos los borradores iniciales… y lo que supone de superación y de corrección trabajar durante 50 años en el mismo proyecto…



Y han comprobado la diferencia y la evolución y han descubierto anécdotas y curiosidades y han entendido como doblan las planas en la imprenta para que los libros salgan de 64 páginas a las que hay que restar la hoja del título, y han descubierto en cual de los cómics de Tintín algunas ilustraciones ocupan una página entera o media para rellenar ese contenido de las 62 en el resto de los álbumes.

Y hemos acabado los 90 minutos de la actividad con ganas de seguir, he tenido que quitarles los 24 libros de sus manos, esos que han prometido leer en las vacaciones de este verano.

2 comentarios:

Almudena dijo...

Yo disfruté como una loca con el Capitán Trueno, Axterix, Mafalda, y con El guerrero del antifaz y Roberto Alcázar y Pedrín (Estos últimos me los dejaba mi tío Toñín.).

Pero la verdad es que Tintín nunca me llegó a gustar del todo. No sé por qué.

Besucos.

emilia maria dijo...

cuando yo era pequeña, mi padre me compraba el PUMBY, todos los sábados. Era un gato que vivía en una ciudad que se llamaba Villa Rabítos, y era muy muy bueno, con superpoderes y todo, ... me encantaba. He tratado de encontrarle en varios rastros, pero no ha habido forma de dar con él
Luego de mayor y con mis hijos he leído mucho a Tintín, también me gusta...