El 2 de diciembre


Hemos celebrado el Centenario del nacimiento de mi padre, fallecido en el 75.
En su pueblo, con muchísimo frío no hemos faltado ni hijos ni nietos. Ha sido para los cuatro hermanos  un motivo de alegría juntarnos estos dos días con toda nuestra descendencia, recordar y reconocer el semblante de nuestro padre, proyectar las fotos que fuimos capaces de recopilarar cronológicamente y sobre todo, homenajear a un hombre que nos quiso y nos enseñó a querernos.
Con ilusión escribí un resumen de su vida y mis recuerdos, anécdotas y vivencias con la intención de que los que no le conocieron pudieran admirarle. Sé que hice llorar y reír a todos en un acto que resistí con esfuerzo para  que no se me quebrara la voz más que un puntito, gracias a los descansos que Anaïs y Helio llenaban con la música que habían preparado... y que fueron un auténtico regalo.
Después fueron hablando los que quisieron y ronda por la calle, de bar en bar, Mauri con su dulzaina castellana que todo lo llena, Helio y Anaïs acompañándole… y la gente del pueblo que salía de Misa preguntando ¿pero qué fiesta es hoy? Y ¿qué grupo es éste? los pasodobles de siempre  y la jota inconfundible, con la que cada año se baila al santo… sin parar mientras se da la vuelta al pueblo bajo el sol abrasador de agosto... 
Comida en el bar del pueblo con la chimenea de asar a tope,¡que calor! nízcalos con las carnes para hacer honor al  otoño. Por la tarde los primos de la zona, más fotos, más recuerdos y partida de todos los que tenían que ir saliendo para sus destinos.
Joan, Inés y yo, nos hemos quedado unos días saboreando el regusto del acto y disfrutando de esta tierra que también sentimos nuestra. Paseos por el pinar, leña en la chime, biblioteca y bares…¡que frío y tambíen que felicidad!

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