Leer, leer y leer

He leído la entrevista que hacen a Blanca Calvo la bibliotecaria de Guadalajara, mis paisanos cántabros, en su estupenda revista  PEONZA  y he recibido su canto de protesta y esperanza, sintiéndome tan cercana a su criterio como lo estuve  en el  cuarto de siglo en que hemos tenido relación, mientras hemos vibrado al son de las actividades de animación a la lectura. Yo, como ella,  también quisiera votar a alguien con carnet de biblioteca. !Qué menos!
En mi ayuntamiento mallorquín, cercano a la ciudad NUNCA encontré en la biblioteca a ningún concejal, menos al alcalde, por no venir, nunca han venido ni a una de mis actividades de biblioteca por ellos subvencionadas, se han conformado con alguna foto o informe (y factura) que la bibliotecaria les haya facilitado... estoy por empadronarme en Palma, donde si mantenemos esperanza de cambio, la posible futura alcaldesa -con el mismo apellido que Blanca, que ambas comparten con otra bibliotecaria a la que admiro muchísimo, la de la Vidriera de Camargo-, ya ha demostrado otras veces ser algo más sensible a la cultura y por supuesto a la educación. Malos tiempos para vivir de la literatura, de la música, de la pintura, del arte.... un siglo de retraso que ya llevábamos (si nos comparamos por ejemplo con Chile donde hace cien años ya había bibliotecas hasta en poblaciones pequeñas, donde hoy, hay bibliotecas en las estaciones del metro de Santiago...) y ahora, este parón, cuando casi estábamos recién arrancados.Ya sé que en alguna ciudad como Guadalajara o como Soria han llegado a tener un carnet de usuario por cada dos habitantes, pero aquí no llegamos ni  al 10 %,   (en carnets que en la realidad estoy cansada de entrar en las bibliotecas y no encontrar más que dues personas... En mi actividad educativa de acercamiento de los escolares a la poesía, en la Biblioteca Municipal donde trabajé esta semana, no había un solo libro de poesía en la sección infantil y al echar mano de la estantería de poesía en castellano para adultos encontré un solo ejemplar de Lorca y uno de Neruda. Eso sí en su sitio y bien etiquetados, que el personal sabe ordenar lo poco que tiene y los pocos usuarios que van, van más a estudiar en un sitio caliente, a leer la prensa y conectarse a internet... más  que a descubrir la literatura...
 Gracias que yo  siempre cargo con mis maletas de libros y apachuscos y monto antes de comenzar mi actividad, una atractiva exposición que invite al descubrimiento, a la escucha y al diálogo... pero, como me sigo sorprendiendo del poco uso de un servicio gratuito, silencioso, reconfortante....
¡Qué desprecio!, como vivir a la orilla del mar y no ir a la playa.

1 comentario:

Juan Rodríguez Recio dijo...

Muy bonito Nati; me gusta mucho como está narrado. Me solidarizo. Bona nit