Por Albarracín y Calomarde



Otoño exuberante en la Sierra de Albarracín. La ubicación de La Posada de  Calomarde es fantástica para moverse por la zona a pie o en coche. En el  bar del pueblo -restaurante y alojamiento-  una pizarra, da la bienvenida a las "Almas Viajeras", tiene la sencillez de los bares únicos, punto de relación de sus gentes, bar "de toda la vida", conversaciones y cacahuetes sin televisión encendida (en los cinco días que estuvimos no la vi funcionar, ni nadie pidió que la enchufaran...) buena cerveza de barril y menú cuidado y variado, frutas, fotos, mapas y libros decorando un alojamiento cómodo y alegre. Guías de muchísimos países y unos cien libros de literatura de viajes hacen la delicia de los lectores a la vuelta de las caminatas... y dan la pista del recorrido de los viajes de la mallorquina que lo regenta, que en su gran mapamundi tiene gomets pegados por Escandinavia, por La Antártida, por Chiloé... tampoco hay televisión en esa salita biblioteca, sólo música... cortinas, lámparas y sofás te hacen sentirte en casa. Está muy bien pensado para ir en grupo, con proyecto de excursiones o simplemente a descansar, para convivir compartiendo comida y reflexiones. El resto ya lo ha invertido el Gobierno de Aragón potenciando el turismo en uno de los núcleos más deshabitados de Europa.Rutas de senderismo con indicaciones, pasarelas y infraestructura que nada envidian al Caminito del Rey de Málaga... Albarracin, más cuidado que nunca, nos recuerda, ahora con orgullo, aquello de "TERUEL, TAMBIÉN EXISTE". Y parece que a cada revuelta nos vamos a encontrar con nuestro admirado Labordeta y su mochila. Trago de vino en su recuerdo!.

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