Odio las palomitas, como todos los cinéfilos...

Ahora, que de nuevo tengo un micro para presentar las pelis infantiles de cineciutat, me encuentro que a pesar de mi discurso, pocos son  los papás y mamás  jóvenes que pueden concebir el cine sin palomitas...  Argumento la limpieza de la sala, son tan generosos los cucuruchos que cada día al terminar la sesión constato amb pena,  que el suelo está nevado de blanco, explico que a las cuatro se tiene menos hambre que al salir y que podría ser  como un premio comprarlas al terminar y salir a la calle...
Pero en el fondo fondo, como todos los cinéfilos que se precien, odio las palomitas, los caramelos haciendo ruido en las películas intimistas que tanto  me gustan.... y si no se lo decimos a los peques, quien va a recuperar el gusto por el silencio? si sus padres -y algunos de sus abuelos- no descubrieron el gustazo de esos momentos previos a empezar la peli, con la sala calentita y a oscuras...
¡Como añoro la filmoteca, y el cine club infantil Kiwi de la UC! sin nada que comprar a la entrada...
Tiempos pasados, no siempre fueron peores... y a veces, solo a veces, la abundancia nos hace un flaco favor.

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