Viajar leyendo, leer viajando...

 


Nos hicieron retirar los libros de la parada del bus. Lástima!, desde el Ayuntamiento de Cabezón no habían puesto ninguna pega, el público lo respetaba, pero esta pandemia acaba con cualquier proyecto en el que se deba compartir materiales y los libros hay que tocarlos….… Tuvimos que retirar muebles y libros a la espera de tiempos mejores.


Ahora que no son tiempos para viajar, repaso los diarios de mis viajes y releo los viajes de otros….Madre mía! como he disfrutado este verano con los libros de Paul Theroux, no creo que nadie haya viajado tanto en tren, de Paris a Vladivostock, de Boston a Tierra de Fuego, del Cairo a Ciudad del Cabo... Hablando y leyendo, paseando un poco y huyendo de los lugares turísticos…. Conversando con los habitantes de la zona, con la gente normal…descubriendo las miserias de un mundo, para él abarcable en el espacio y en el tiempo ya que muchos recorridos los ha repetido en diferentes momentos.Incansable con casi ya ochenta años...

Que interesante la relectura de “La Patagonia” de Chatwin y que entrañable la de Luis Sepúlveda “Patagonia Express” ahora que ya no podrá sorprendernos con libros nuevos. El mismo día que murió por coronavirus hace tres meses, releí todos los libros que tengo suyos “El viejo que leía novelas de amor” “Mundo del fin del mundo”,”La historia de la gaviota…”, Y en territorio más cercano, por Tierra de Campos “los viajes de la cigüeña” de Gustavo Martín Garzo donde la humilde protagonista es la bici, me ha hecho reflexionar, disfrutar, revivir mi viaje de Frómista a Zamora , montar la tienda en Medina de Rioseco donde nos acribillaron los mosquitos, volver a patear Urueña, el pueblo de Joaquín Díaz, ahora con tantas librerías abiertas (aquel tiempo solo existía Alcaraván…).

Que felicidad viajar, pero que placer leer! Por favor, que nadie me pregunte que prefiero…dos actividades complementarias… más importantes que nunca en este quietísimo verano del 2020

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