He abierto la maleta, aún en nuestra casa, sin llevarla a Deixalles o a alguna biblioteca con mesa de intercambio, y he encontrado "Hierba Mora" uno de mis preferidos que ya daba por perdido, después de haberlo reclamado hace años, he recuperado alguno de los álbumes que, pensando le hacían ilusión por tratarse de temas de su trabajo sobre discapacidad, yo le había regalado en los últimos tiempos, como "Salltironets", también el libro de Paula Vallar, que valientemente, no sólo ilustró sino que lo escribió y lo editó con sus ahorros.... varios del veterinario Gonzalo Giner que nos impresionó a todos los de la familia cuando le descubrimos con "El sanador de caballos" no únicamente a nuestra veterinaria.... en fin, desde "La catedral del mar" a los "Cuentos de La Alambra", desde "Así habló Zaratustra" de Nietzche, hasta "Cuentos para pensar" de Bucay"...
He reubicado todo el contenido, incluídos los de Filosofia que no figuran entre mis "conocidos" y puestos a tirar únicamente me atreveré a tirar la maleta vacía.
Pero una alegría me ha compensado, venía yo en el bus desde la Biblioteca de Can Sales, tan ricamente sentada y ensimismada en la lectura de "Amor América" de Maruaja Torres, que por cierto, me está gustando tanto, si no más, que el de Caparrós... cuando veo que la joven que se sienta a mi lado también lee en "libro de papel" fisgo y veo el título "Redes" de Eloy Moreno, pero lo mejor fue cuando miré un poco más lejos y descubrí a un chico, de pie, también con libro, no me lo podía creer... yo quería fisgar que era lo que leía... me acordé del viaje a la vuelta de Sicilia, en plena pandemia, en el buque de Grimaldi, con los jóvenes Erasmus y ví a uno de los muchachos tumbado entre las maletas del grupo, leyendo sin ocuparse de los equipajes, me acerqué y le pregunté si le podía hacer una foto... le inmortalicé con "El amor en los tiempos del cólera".... igualmente descubrí que el lector del bus iba ensimismado con Nietzche y su Nacimiento de la tragedia.... en nuestro bus municipal, que no en el tren de largo recorrido, me pareció, por raro (casi cada usuario lleva en la mano el telefonillo) extraordinario, y como bibliotecarios y libreros pensé "no todo está perdido"


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