Una de cal y otra de arena: LARGA VIDA AL LIBRO de papel

Tan amante de los libros como soy, esta semana he tenido dos sorpresas, una triste y una alegre.
Me quedé extrañada y sin respuesta,  al comprobar que una hija mía retiraba una maletona de libros suyos, que ahora que tiene más espacio que nunca en su nueva morada, parece que no quiere instalar, no tan sólo en un sitio prioritario, sino tampoco en un rincón. Por lo visto, ahora se llevan los espacios muy diáfanos, muy minimalistas en casas que parece no están vestidas (sin cortinas, sin alfombras sin cuadros, sin recuerdos que expliquen la vida de los moradores, casi sin puertas, menos con altillos para varios o para trastos...) y los libros pasan a no considerarse ni esenciales ni siquiera tolerables como objeto de compañia.

He abierto la maleta, aún en nuestra casa, sin llevarla a Deixalles o a alguna biblioteca con mesa de intercambio, y he encontrado "Hierba Mora" uno de mis preferidos que ya daba por perdido, después de haberlo reclamado hace años, he recuperado alguno de los álbumes que, pensando le hacían ilusión por tratarse de temas de su trabajo sobre discapacidad, yo le había regalado en los últimos tiempos, como "Salltironets", también el libro de Paula Vallar, que valientemente, no sólo ilustró sino que  lo escribió y lo editó con sus ahorros.... varios del veterinario Gonzalo Giner que nos impresionó a todos los de la familia cuando le descubrimos con "El sanador de caballos"  no únicamente a nuestra veterinaria.... en fin, desde "La catedral del mar" a los "Cuentos de La Alambra", desde "Así habló Zaratustra" de Nietzche,  hasta "Cuentos para pensar" de Bucay"... 

He reubicado todo el contenido, incluídos los de Filosofia que no figuran entre mis "conocidos" y puestos a tirar únicamente me atreveré a  tirar la maleta vacía.



Pero una alegría me ha compensado, venía yo en el bus desde la Biblioteca de Can Sales, tan ricamente sentada y ensimismada en la lectura de "Amor América" de Maruaja Torres, que por cierto,  me está gustando tanto, si no más, que el de Caparrós... cuando veo que la joven que se sienta a mi lado también lee en "libro de papel" fisgo y veo el título "Redes" de Eloy Moreno,  pero lo mejor fue cuando miré un poco más lejos y descubrí a un chico, de pie, también con libro, no me lo podía creer...  yo quería fisgar que era lo que leía... me acordé del viaje a la vuelta de Sicilia, en plena pandemia, en el buque de Grimaldi, con  los jóvenes Erasmus y ví a uno de los muchachos tumbado entre las maletas del grupo, leyendo sin ocuparse de los equipajes, me acerqué y le pregunté si le podía hacer una foto... le inmortalicé con "El amor en los tiempos del cólera".... igualmente descubrí que el lector del bus iba ensimismado con Nietzche y su Nacimiento de la tragedia....  en nuestro bus municipal,  que no en el tren de  largo recorrido, me pareció, por raro (casi cada usuario lleva en la mano el telefonillo) extraordinario, y como bibliotecarios y libreros pensé "no todo está perdido"




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