El mal de altura



Casi volvemos a Juliaca... por tercera vez, pero faltó el casi.
El caso es que Juan en Juliaca -igual que en Cuzco y en el Valle del Colca- durmió mal... fuimos imprudentes por no consultar con su médico antes de salir de viaje, si el tratamiento de su corazón era adecuado, compatible etc. con la medicación del "mal de altura"... y como proceder en el caso de que le afectara... ni siquiera se lo comentamos a Mauri antes de partir. No se atrevió a tomar aquello que le dieron sin prospecto en la farmacia, yo desde el ordenador envié consultas a mi hermano médico y algún amigo más pero lo cierto es que salimos de Juliaca sin haber recibido sus respuestas. El viaje a Puno normal y sin retraso, las combis son estupendas (después todos os buses -también en Chile- con una media de 30' de retraso....."ahorita viene" y el ahorita hora local, nunca se sabe de cuantos minutos consta...
Nuestros conocidos de CEDESO prepararon el viaje enseguida y salimos en el coche de Angel Canales hacia Chucuito, artesanías de totora, penes gigantes... y poblados del Lago Titicaca. Nos alojaron en familia, navegación por el lago, comida en la casa, escuela, música, cenita y tertulia en la habitación porque hacía mucho frío en el exterior...y luego, la peor noche del viaje, Juan no durmió NADA, respiraba mal y yo me preocupé, no había cobertura de teléfono para consultar y salir de dudas... ni centro de Salud donde acudir a buscar en caso extremo (como prescribía la guia) un poco de oxígeno... ni siquiera un vehículo para irse. Se hace larga una noche sin dormir, pero el amanecer sobre el lago fue impresionante y lo pude fotografiar, alguna ventaja tiene el velar, todos los miembros de la familia (cuatro hijos en casa) ayudaban, con la yunta de vacas y a sacar los pececillos pequeñísimos de la red... todo eso de 5h a 8h que se prepararon para ir a la escuela, con sus uniformes...
Juan estaba fatal, agotado hasta de ir caminando a la cabina verde de madera que hace las veces de WC. Yo fui a la escuela y partiendo del mural mapa del patio donde no figuraban las Baleares les hable de mi país de origen y de la multiculturalidad de nuestra comunidad... los profes preguntaban, los alumnos no, les conté un cuento de Cantabria "La vaca y la mosca" y se rieron mucho.....
La navegación para volver incluía visita (barca de línea regular) a Tequile, pero Juan no estaba ni para subir la escalinata y dado que teníamos sólo una hora y media nos quedamos en el embarcadero... menos mal que me bañé, y ahora podré presumir de haber nadado en el Lago Titicaca, estupenda el agua fria fría pero limpia... el chico de Cedeso que había sustituido a Ángel, Walter que se gana la vida de guía, pidió la comida que ya teníamos apalabrada y increible, de la barca habían desembarcado sillas, fue alucinante, como los de las expediciones a África en el XIX que llevaban vajilla de Limoges... tomamos la sopa en plato y con cuchara de metal, claro! también aparecieron los artesanos, ahora sí vimos a los hombres tejer los chullos con cuatro agujas para no marcar la costura...
No hay carretera, no hay burros ni llamas para acarrear las mercaderías, así que lo transportan todo a la espalda, no es extraño que tejan esas fajas que además de estéticas son ajustadas y duras para proteger los riñones... hablamos del sistema comunitario en la rotación de cargos, en la acomodación de los turistas en las casa, en el reparto de las remuneraciones... y también supimos que el turismo exotérico en Amantaní, la isla próxima, esta si, de habla aymara, va en aumento.
Y aquí el capitán -el nuestro, no el quechua de la lancha- ya sin encomendarse a nadie se tomó un ibuprofeno y en dos horas parecía otro... le volvió la vida y la energía. A la vuelta la totora alta tapaba las Islas Flotantes de los Uros, así que no vimos más que la ubicación...
Cuando llegamos a Puno con la última luz, nos conectamos a internet, mi doctor Galeno daba instrucciones para una hiperventilación y decía que podía, debía tomar paracetamol o ibuprofeno... creo que también nos tranquilizó su e-mail, pero ya habíamos decidido partir, si encontrábamos esa noche bus hacia la costa (Tacna) o volver a Juliaca a casa de nuestros anfitriones, con centro médico por si se volvía a repetir...
Partimos a medianoche y hasta dormimos en el bus. Al día siguiente a nivel del mar vimos todo de otra manera... yo quise celebrarlo desayunando un chocolate -cuando vi el anuncio en una cafetería de "las de toda la vida"- pero me dieron un triste cola-cao, así que mi gozo en un pozo, y como me acordé del chocolate de Áliva...

1 comentario:

Almudena dijo...

A ver, por favor, cuida de mi marinero favorito.

Por cierto, ¿has visto en algún sitio esos maravillosos belenes artesanos que hacen en Perú?

Besucos.