Viajar en BUS por Perú y Chile

Hemos recorrido unos 3000 Km en bus… y sin percances, que dada la alta siniestralidad no es poco. Las cunetas recuerdan continuamente la gente muerta en accidentes de tráfico, con unas casetitas-capillitas tamaño caseta de perro, cuando el accidente es de un bus, parece como un cementerio diminuto…y claro! tantísimos buses circulando, se van provocando accidentes que al quedar el recordatorio aparecen cruces continuamente en las carreteras de orografía difícil. Y da un poco de yuyu. Sólo nos rozaron dos malas noticias, el primer día por Lima, hacía sol y subimos a un bus que tenía que llevarnos al Cerro de San Cristobal para ver la panorámica, como no acababa de llenarse salió a dar una vuelta por la manzana para intentar recoger más viajeros... y cuando parecía que ya no cabía nadie más llegó la comunicación de que había que apearse... así sin más, mientras esperábamos para comer en un restaurantito, la tele dijo que hacía una hora una combi se había despeñado y habían cerrado el tráfico al cerro... otra mañana, mientras desayunábamos en Lurigancho oímos, que en Puno, un bus repleto de escolares, había volcado.
En principio, son cómodos y limpios, siempre de dos pisos… hay muchísimas compañias, hemos viajado en Carhuamayo, Pullman Bus, Tur-Bus, Ramos Cholele, Julsa, Cruz del Sur… unas tienen más prestigio que otras pero hemos comprobado que todas son impuntualísimas en la hora de salida (una media de 30’ de retraso) “ahorita está llegando”, como hacen recorridos larguísimos no salen de la terminal en la que esperas sino que "pasan".

Esta manera de viajar te pone en contacto con la realidad de la población, su movimiento continuo, sus equipajes, su olor, como acarrean los niños como un bulto más, vimos dar coca-cola en biberón a un pequeño quelloraba y no se calmaba con el pecho de su madre, etc. un día me levanté varias veces a poner un kleenex doblado para atrancar la puerta del baño de abajo que golpeaba en cada curva como los barcos en el mar... pero lo que me resultó casi inaguantable por el volumen y estilo de las películas fueron las proyecciones en DVD. SIEMPRE ESPANTOSAS, tipo “Asesino a sueldo” de las que no nos podíamos zafar por más que al comprar los billetes siempre lo comentábamos. Ni con los taponcillos de la máquina desbrozadora nos librábamos del cante. He enviado cartas de protesta… proponiendo que ya que hay instalación de auriculares, faciliten (presten o vendan) a los viajeros que quieran escuchar semejantes bodrios... sin dar por sentado que todo el mundo quiere. El caso es que en casi todos los buses había un cartel que decía; “La radio de este coche puede funcionar a volumen moderado, siempre que ningún pasajero se oponga” pero la realidad ha sido muy otra y ha sido cansadísimo aguantar el volumen (y el doblaje al peruano, o el japonés original, subtitulado en castellano) altísimo y continuo, solo silenciado cuando los “charlatanes” suben a colocar su mercadería, desde bolígrafos a enciclopedias, biblias, productos parafarmacéuticos etc… como los del metro de Buenos Aires, pero a lo bestia, una hora de matraca de memorieta con una introducción sobre los tiempos que corren, la necesidad de cuidarse, la comida basura, los valores, las drogas, la rehabilitación, un tratado de moralina en una introducción de más de 15 minutos antes de presentar el producto que pretenden vender y del que te dan una muestra recordándote que no te fuerzan a comprar etc. y cuando ya han ofrecido, esparcido, recogido y han dado un precio mejor si compras más ejemplares, pues… cuando parece que han acabado, un segundo producto…"quan creus que ja s'acaba torna començar" que cantaba Raimon. Una horita más tarde se bajan del bus (supongo que para tomar otro y empezar con idéntica matraca") y el asistente del chofer vuelve a poner otra peli infernal, por cierto siempre copia pirata.

La recomendación –para viajeros muy jóvenes y/o espartanos- sería viajar de noche (único momento que no ponen el vídeo, lo comprobamos las dos noches que viajamos) claro que entonces no ves nada, ni paisaje ni paisanaje, aprovechar para dormir en el bus…(y ahorrarse el alojamiento) ya que pasó la época de los atracos a los autobuses (aunque nunca abandonar documentos, dinero, y si alguien todavía es practicante, el rosario.) y aprovechar todas las horas del día para visitar las poblaciones.




1 comentario:

Almudena dijo...

Jajaja, a que va a ser que el que escribió la canción aquella de "devuelveme el rosario de mi maaaadreee y quédate con todo lo demááásss..." se inspiró en un autobús de estos.

Nati, yo me compraría unos tapones para los oídos y viajaría de día para no perderme el pasiaje.

Besucos.