Inauguración de la Biblio en Ruta 6



Feliz, después de mi narración de cuentos ante un público excelente, en un espacio privilegiado, sin necesidad de micro, con hermanos, con amigos, con conocidos, con alumnos… no se puede pedir más, bueno si,  la ausencia de algunos que no pudisteis venir…. Para vosotros va la crónica:


 Entre los estupendos libros de segunda mano, elegí uno para adultos y un “álbum ilustrado” de los que hasta los lectores piensan que son infantiles.

Empecé con “una invitación a la lectura” de Emili Lledó donde prologa un conjunto de 40 obras del siglo XX comentadas por variadísimos escrittores actuales. Todo un viaje para repasar los libros que han ayudado a formar nuestra admiración por la palabra. Y pasé al Quijote en pictogramas, de Reviriego,  que sé de memoria desde el año del cuarto centenario... “Este al que aquí se retrata, de barba y cara de plata es don Miguel de Cervantes hombre de pluma importante….”


Y ya sin el soporte de libros  ilustrados, y pidiendo al público que se imaginasen las secuencias elegí “Dos amigos” de Paz Rodero (no de Guy Montparnese) la historia entre un pájaro y un pez que desean vivir juntos.

Seguí con “la playa del entresuelo de Alvaro de la Iglesia” de cuando Palencia y Burgos estaban más lejos del mar que ahora y de cuando “el veraneo” no era costumbre popular.

Y para preparar al público para escuchar la narración árida pero esperanzada de “La promesa” de Nicola Davis resalté la obra de Jean Giono “El hombre que plantaba árboles” editada en 1953 y repartida gratuitamente por el autor, feliz de contar la historia  (ficticia) de Elzéar Bouffier , que en la Provença ,convirtió un erial en bosque, mientras Europa libraba dos guerras mundiales. He visto con ilusión como se sigue reeditando y como Saramago prologó una edición posterior a la que varias veces he regalado…


A petición de alguien que hace muchos años en el mismo espacio y en aquella jornada por la “Educación Publica” me escuchó el relato de “el árbol generoso” de Silverstein,  volví a admirar el equilibrio y la dignidad del haya que sembró Luis Bel siendo niño y que ahora nos cobijaba a los presentes. Quizá en una próxima sesión pueda de nuevo deleitarnos con su voz y su guitarra.


Y después de los agradecimientos de Blanca hice un bis sin que me lo pidieran, para despedirnos con el buen gusto que siempre dejan las reflexiones  tan inteligentes, de Eduardo Galeano “los peluqueros me humillan cobrándome la mitad...”



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