¿Cuántas veces habré regalado el poema de Alberti? a los ciclistas
cincuentones y a los más jóvenes, en forma de libro manuscrito, en cuadro, en
marcapáginas, en CD… emocionándome siempre al leerlo en voz alta…
Esta semana han robado MI BICI, la última, tenía casi ocho años pero no había pasado de 10 mil Km, “prácticamente nueva” al lado de las anteriores, nunca había salido de los alrededores de Palma y Marratxí, tantos viajes en bici en otras épocas: En bici he paseado por los alrededores de New Bedford, en aquella bici americana rara que compré en un anticuario, que tenía los cambios en el buje y que se me oxidó y estropeo en el mes de travesía a bordo del Freewings, viajes por las carreteras verdes desde el Pirineo a Paris, paseos en Holanda cuando vivimos en aquel astillero de Rotterdam, que felicidad todo el mundo en bici, desde los ingenieros a los marineros por aquellos muelles quilométricos…una vez desde Saja fui a la feria de cerámica de Zamora por Medina de Rioseco que casi nos comen los mosquitos mientras montábamos la tienda, de Reinosa a Palencia por Frómista, por tierras de
Ahora sólo la uso para trasladarme a Palma, para ir a mis trabajos
por colegios y bibliotecas, cargada de alforjas, maletas y sombreros.
Harta de que en casa me dijeran que mi bici anterior era cutre,
que las ruedas ya no se podían centrar, que el eje pedalier estaba gastado, que
las llantas oxidadas, que
las cubiertas viejas, que los frenos no ajustaban (siempre he sabido frenar
poniendo el tacón en la rueda…claro que tenia surco en las suelas de las
chirucas….)
Bien, cansada de oírles me compré la que estimaba sería la última
bici de mi vida, más cómoda para la espalda, me convencieron de dejar ya las de corredor y usar una bici de
paseo carretera viaje, robusta elegante, poderosa que pudiera con mi equipaje
de trabajo… y con la asesoría del ciclista que entonces recorría el mundo y
pasó unos meses con nosotros bici de compré una bici de mi talla, roja
metalizada, robusta, grandísima con unas ruedas tan imponentes que llegan
volando con dos pedaladas, que parece que vas por encima del nivel de los
coches (bueno de los asientos de sus pasajeros) con cubiertas más gordas que
las antiguas pero mucho más finas que las de montaña, que rozan con seguridad
pero no se pegan, con rastrales negros abrazadores, sillín robusto,
amortiguación hidraúlica… una joya de bicicleta.
No tuve bici de niña –mi madre era temerosa y pasaban coches por
donde vivíamos, suficientes como para que no estuviera tranquila- con todo,
siempre ansiosa de aprender pedía las bicis “sin” pedales (que niñez de
escasez) de los niños de mi barrio…
La primera me la compre en mi primer año de trabajo
remunerado, ya tenía carnet de conducir y varios años de repartidora de
paquetes por la ciudad donde vivía…
Desde entonces, puedo presumir que donde puedo ir en bici no
voy en coche…
Aquella primera bici me la preparo en su taller de Peñacastillo el
padre de Pérez Francés, ciclista el padre, ciclista el hijo, montaba bicis con
piezas de otras…me preparó una bici “de mujer” de paseo con frenos de varilla…
pintada de naranja con las molduritas blancas, quedó como nueva, me costó 1.500 pts del año 73…en pocos meses comprobé que
las ligeras de corredor avanzaban más con menos esfuerzo, me dejaron una para
hacer la Ruta del Románico por Palencia en mi primer
campamento con los alumnos de Altamira…y nunca más volví a mi primer trasto.
Ya tuve la primera de corredor, también de segunda mano, era
verde, me entusiasmaron los
cambios de piñón, imprescindibles en la orografía cántabra y oculté a mis
padres los moratones de la primera caída importante, el bus de Astillero me
adelantó rápido y freno en su parada. Me pegué una buena castaña, doblé la
rueda delantera y el chofer ni me vio…andando,, arrastrando la bici volví hasta
Peñacastillo, otra vez Pérez Francés me sacó del apuro por unos pocos duros. Me
sirvió para ser más precavida. En los 40 años posteriores de mi vida de
ciclista, sólo he tenido pequeños percances, el peor un coche estacionado que
abrió la puerta y me tiró en el estrechamiento que hace la calle Aragón antes
del Corte Inglés de Palma. Faenas y sustos menores muchos. Te acostumbras a ir
muy alerta, aunque no tengo nada de miedo.
He gastado cuatro bicis de corredor, barateras aunque las
dos últimas ya tenían
cambio Zeus. Me han robado varias veces, la bici entera y por partes (en el 75
una noche de viernes que durmió atada en la calle (y eso que era Reina
Victoria) cuando madrugué para ir a buscarla y acudir al punto de salida de la
excursión me encontré con el cuadro y el manillar: ni ruedas ni sillín, la
cadena colgando el cambio roto…es casi más doloroso que cuando se llevan todo.
Tuve que tragarme las lágrimas pedir prestada la suya a la directora del cole y no
suspender la salida de bicis, llegué al embarcadero
sudada i llorosa , los papás esperaban con la tropa de Tagorines…
Nunca me han servido de nada las denuncias pero no soy capaz de no
hacerlo. Por eso al leer ayer en Internet La historia de cómo recuperé mi bici
me hizo sentirme cobarde.
Estoy rabiosa
porque estaba convencida de que no me tocaban más robos (no es nada una bici
comparado con el trauma de cuando nos vaciaron nuestra casa) y me sentía
protegida no sólo por los dos candados, sino por el letrerito plastificado de
“NO ROBES BICIS NO TE CONVIERTAS EN UN LADRON MISERABLE”…porque siempre me he
defendido con la palabra:
Pero estoy rabiosa también y sobre todo porque me la han robado en
una instalación Municipal con aparcabicis protegido con cámara y con un Agente
de Seguridad que, ahora he sabido tiene un horario FIJO que los “cacos” se
saben y los usuarios no. Siendo la ciclista asidua más antigua de la
instalación me siento idiota de no haber tenido la información de que habían
robado otras (cuantas?) bicis dentro del mismo aparcamiento.
Salgo una hora después de haber entrado y
la bici no está (las otras
cuatro si) y no me sugieren desde recepción nada. Podréis llamar a la policía
pregunto y me pasan el teléfono. Cuando pregunto si puedo ir al casal de barrio
de Son Gotleu donde hicieron nuevas unas dependencias de policía que parecen de
gran ciudad, me dicen que no funcionan para el público que tengo que ir a San
Fernando o al Paseo
Mallorca. Entre desplazarme sin bici, esperar para el papeleo etc. pasan un par
de horas que hubieran sido claves si se me ocurre lo que dos días más tarde
pensé: Hablar directamente con el policía de barrio, visto que el gerente
correcto y educado de la vida de los ciclistas no sabe casi nada. A la falta de
respuesta a mis cartas enviadas año tras año, para conseguir subir las bicis a
la planta de entrada y a las que sólo había recibido una contestación
automática de “gracias por su sugerencia, será pasada al departamento
correspondiente para aumentar la calidad de bla bla bla” y nunca una respuesta
concreta, toda su
contrapropuesta, después de dos días de verme llorosa es poner un cartel
plastificado en el aparcamiento para que los ciclistas se compren candados de
más seguridad y que se nos permitirá la opción de subir únicamente la rueda
delantera… ¡como si no costara nada quitarla y sobre todo ponerla, aguantar con
una mano el resto, aflojar los frenos y luego ajustar centrar bien, ir a lavarte para
no poner el manillar la ropa y la cara llena de grasa… y me cuesta creer que
ellos no tengan acceso a la grabación. Si desde recepción no lo vieron en el
momento -o porque estaban en el baño o simplemente porque no miraban la
pantalla (fina y en color, magnífica que tienen junto a su silla)- para qué
tienen la cámara, para hacer el paripé? Dicen que después no pueden rebobinar
para consultar lo que sucedió que eso lo tiene que hacer la policía y pasan los
días sin que se personen. Y el agente de seguridad con un horario fijo! Que
desperdicio de recursos! Lo podían ahorrar ahora que los dineros son tan escasos….
Alguna vez han evitado un robo? Ahora escucho que no es la primera bici
sustraída, pero los usuarios somos los últimos en enterarnos… Nunca hasta este
año yo había visto a nadie de seguridad uniformado…o igual no me fijé, no tengo
ni idea cuando ha sido contratado. Nadie nos ha comunicado nunca nada sobre sus
funciones o su horario…según su propia información los cacos (Chorizos fue el
adjetivo que él usó) le tienen vigilado, ellos sí conocen bien el horario…
No me resigno a no recuperarla, por más que constato que está siendo habitual desde hace meses sin que las instituciones se sientan sensibles al tema, algunos casos, pocos han tenido final feliz después de mucho sufrimiento, mucha perseverancia, sabiduría y también suerte, no pienso escatimar ninguno de los ingredientes...
Y hoy, la
35 Diada Ciclista de Sant
Sebastià, he podido acudir con bici prestada. Y puedo presumir de haber participado en la primera, aunque no vivía aquí en aquella
época. Y soy afortunada porque la misma persona que me prestó su bici para
pedalear hasta Son Moix, aquel año de 1978 me la ha vuelto a prestar hoy.
2 comentarios:
Penoso lo que te ha ocurrido, pero es una delicia leer este escrito!
A pesar de que el motivo de inspiración sea lamentable, me ha encantado tu relato Nati. Me gustaría que éste no fuera el final de la historia y volvieras a tener tu bicicleta y que volviera a su dueña y lograra "escapar" de su/s secuestrador/es.
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